jueves, 24 de septiembre de 2009

Poemas de Eugenio N. Mención en poesía

AJENOS AL RELOJ

Nos atamos los dos al campanario

en el instante del último repique.

Laceraba la piel el decursar indetenible;

la sombra de las primeras adoraciones;

el agua nocturna de las clepsidras.

Todos siguieron viviendo con su época a cuestas

sin añorar – como nosotros- lo eterno.

En cada hogar reinaron las rutinas

ignorando a los que nos marchamos

tildándonos de locos por desafiar a cronos.

Se nos unieron tantas primaveras en el pelo

que cada hora se lleno de polen.

Las casas despidieron sus ancestros

Mientras tú y yo

Sentados sobre el último almanaque

esperamos la llegada de otro siglo.


INFANCIA AUSENTE

Al cerezo le cuelgan dos infancias

más allá de los frutos, las flores, los gusanos.

Al brioso caballito de madera

las hierbas le taparon sus patas de sueños .

El corcho de infantiles batallas

hace una tregua con los nidos,

con los gorriones, con las espaldas chicas.

Ahora nadie le lanza anoncillos a lo perros

que se aburren sin pisadas pequeñas en las colas.

El tejado reclama pelotas de trapos,

golpes de piedras, pedazos de juguetes.

Las hormigas olvidaron el sendero que va al portal

se extinguieron los caramelos abandonados;

las migajas de pan, las manos sucias.

La madurez apenas si muerde las guayabas,

tan seria, olvidó trepar los cocoteros.

La absurda paz de los patios

es el atardecer de los que ya crecieron.

Las pelotas no tienen aire.

Un montón de objetos curiosos y brillantes

se aburre en espera de pequeños bolsillos.

PRESO DEL TIEMPO

Preso del tiempo,

con siglos carceleros,

atado a una condena dictada por relojes

que sentenciaron segundos inmensos.

Los jurados escondieron las sombras,

los péndulos,

las agujas,

los dígitos,

los átomos.

Las monedas pagaron los silencios

de la lluvia suspendida sobre las techumbres

del amanecer trunco,

de botones eternos.

Me defendió el andén desierto,

la Penélope de siempre,

la meta intacta,

el eclipse inconcluso.

Al final fui culpable

y esperé eternamente los plomos detenidos.


ÁRBOL


El árbol viejo del patio,

Jamás volvió a tener las mismas sombras.

Ahora se deja marchitar por los agostos,

no tuvo más frutos, ni más nidos,

ni caen sus hojas sobre los amantes.

es solo un viejo árbol,

sin el dolor de los niños en el tronco,

sin el perro custodiando sus noches,

sin las viejas desempolvando historias.

Es una flora, común, como las otras.

En el desvalijado patio de los años,

a veces vienen otros niños,

otros perros,

otras viejas.











Mención poesía. Eugenio N.

SIN PRIMAVERA

El año en que faltó la primavera

se decretó la crisis de los nidos

que adornaban los viejos aleros,

los devanes, los postes

los almendros, los cedros,

(los arbustos sin nombre).

El año en que faltó la primavera

racionaron su canto los sinsontes,

se marcharon las palomas del tejado.

Un arco iris bicolor surcó la plaza

sin amantes en bancos,

sin tertulias alegres.

El año que faltó la primavera

Se jubilaron todos los jardineros,

las chaperonas,

los infieles,

los de promesas incumplibles

(promesas de amores adolescentes)

El año que faltó la primavera

no regresaron los trenes,

no llovió los domingos,

no floreció el cerezo,

no prendieron las viejas farolas

(en el Parque donde te conocí)

El año que faltó la primavera

tú ni siquiera lo notaste.

Hicieron el viaje juntas,

para siempre.