viernes, 10 de julio de 2009

Primer Premio Poesía (compartido): Matar el tiempo de Pedro Zamora

         

        LA LUZ DE LOS VENCIDOS 

        no abrir esa ventana 

        no descorrer los velos de esa esfinge 

        que diseña sombrías paradojas 

        no aceptar la limosna de la mano que tiembla 

        queriendo hacer del miedo consternación y dádiva 

        no saber más allá de lo ignorado 

        más allá de los hilos que impulsan cada paso  

        no hacer ruido en presencia del silencio 

        no abrigar al que sufre 

        no buscar al que escapa.
      

         MAR ADENTRO 


         el mar toda una vida a la intemperie 

         toda una vida el corazón cerrado 

         al no ser mar qué breve la mención de tu nombre 

         yo que nunca lloré bajo una nube 

         ni recorrí las costas del espanto 

         te hago cárcel de mí  labio a mi copa 

         en un mundo que goza desenterrando espadas 

         rodeándome de perros la memoria 
 

         el mar respira en vos y es como un rezo 

         como una crisis que jamás descansa 

         y no te haré saber qué interminable 

         qué  árido terreno transita el que no duerme 

         el que profana tumbas buscando su cadáver 

         el que nada en las aguas del dolor y la culpa 
 

         yo soy un rumbo aparte 

         el mar me condiciona a tu paisaje 

         y la noche me busca vivo o muerto. 
  

         PELUSA 

         no me debe tu muerte más que un trago 

         hacia donde se templa la sed del infortunio 

         de tanto compadrear por el amigo 

         tanto desenvainar desde el instinto 

         hacia la irreverencia del otario 
 

         me queda la impostura del despecho 

         el eco bronco de tu Buenos Aires 

         rezongador de su falopa triste 

         grotesco en la pereza de su furia 
 

         me queda la infidencia desvelada 

         de eternos perdedores de mensajes 

         de poetas jeteando su quebranto 
 

         no me debe tu muerte  amigo mío 

         más que una mueca encañonada al cráneo 

         que fue un llorar de tu decir tumbero 

         moridor  sobrador en su mancada 
 

         me queda la baraja que te libró del hecho 

         el afán de vivir que me inventaste 

         y el tiempo yuto y el dolor hermano 
 

         no me debe tu muerte más que un rostro 

         hacia donde se inclina mi lastimado beso 

         hacia donde resiste acorralada 

         la irónica orfandad de tu descanso.

 

         LA MUECA DEL OLVIDO

         no eras feliz 

         no exactamente 

         tu no destino 

         rezumaba la perplejidad 

         de todo mortal 

         de todo ser incompleto 
 

         tu nombre sonaba a sales 

         a rumor  a tantalio 

         y nadie te nombraba 

         con la arrogancia 

         con que yo lo hacía 

         amarrado a tu espuma 

         cegado por tu lumbre 
 

         los días eran brazos 

         de una misma maraña 

         en la tarde bruñidos 

         en la noche asfixiantes 
 

         eras un territorio una casa 

         donde se aproximaban 

         la sed y otras desgracias 

         donde el mar irrumpía 

         destrozándolo todo.


      TODAS LAS LETRAS 

      que ando sin guía 

      que golpea todo 

      y que salgo a buscarla fugazmente 

      pálidamente 

      minuciosamente 

      y que encuentro una boca semejante 

      y unas piernas en torno 

      que yo hubiese jurado  pero no 

      y que al fin de la noche  al fin de cuentas 

      yo llego a casa y nada está en su sitio 

      me recibe una anciana que afirma ser mi nieta 

      un gato que se arquea cada vez que lo miro 

      y un perro que me ladra su verdad a la cara 

      acudo vanamente a mis poemas 

      esos otros muertitos que ya no llora nadie 

      pero todas las letras que fueron su esqueleto 

      se pasean risueñas por la hoja 

      parodiando el requiebre de torpes cascarudos 
       

      que me tiemblan las manos 

      que me joden las moscas 

      y que nadie conserva la silla que le ofrezco 

      todo me desconoce  me teme  me repudia 

      que lloro arena 

      que mastico brasas 

      que nada será  igual 

      de ningún modo. 
       
       

      FIN DE AÑO 
       

      salud  papá 

      salud 

      no estamos solos 

      la muerte es una astuta convidada de piedra 

      el llanto desmenuza fríamente 

      todo lo que se cruza en su camino 
       
       

      brindá  papá 

      brindá 

      que no hay consuelo 

      todo el dolor del mundo se detuvo en tus ojos 

      y la muerte es apenas 

      el mar 

      en la garganta. 
       
       

      EL ORDEN DE LAS COSAS
       

      todos los muros  sótanos  escombros 

      inexplicablemente me transmiten recuerdos 

      obedezco al lenguaje del cristal que trepida 

      respondo al juramento desleal del relámpago 
       

      la simple observación de una canilla 

      me provoca un intenso sentimiento de ahogo 

      el fuego vaticina mi futura memoria 

      los relojes me llevan  de modo inexorable 

      a trepar a la copa de los árboles 

      para ofrecer mi aullido a la intemperie 

      para alzarle mi puño al universo 
       

      toda consternación me pertenece 

      toda felicidad me contradice 
       

      el silencio lastima mis oídos 

      contemplo horrorizado la belleza del día 

      y persigo a mi sombra para no despistarme 

      soy el ojo que rige mis bruscas mutaciones 

      el barco que establece sus propias tempestades 
       

      todas las realidades me parecen ficticias 

      todas las utopías me resultan posibles. 
       

         VERSOS PARA FRANCO 
 

                                                                a mi hijo 
 

         cerrá  los ojos 

         Franco 

         pasa la caravana de la guerra 

         con caballos que arrastran 

         los cuerpos insepultos 

         el cielo es una araña boca arriba 

         gimen los calcinados por el fuego 

         y llueven niños muertos 

         sobre los desolados exteriores.

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