LA LUZ DE LOS VENCIDOS
no abrir esa ventana
no descorrer los velos de esa esfinge
que diseña sombrías paradojas
no aceptar la limosna de la mano que tiembla
queriendo hacer del miedo consternación y dádiva
no saber más allá de lo ignorado
más allá de los hilos que impulsan cada paso
no hacer ruido en presencia del silencio
no abrigar al que sufre
no buscar al que escapa.
MAR ADENTRO
el mar toda una vida a la intemperie
toda una vida el corazón cerrado
al no ser mar qué breve la mención de tu nombre
yo que nunca lloré bajo una nube
ni recorrí las costas del espanto
te hago cárcel de mí labio a mi copa
en un mundo que goza desenterrando espadas
rodeándome de perros la memoria
el mar respira en vos y es como un rezo
como una crisis que jamás descansa
y no te haré saber qué interminable
qué árido terreno transita el que no duerme
el que profana tumbas buscando su cadáver
el que nada en las aguas del dolor y la culpa
yo soy un rumbo aparte
el mar me condiciona a tu paisaje
y la noche me busca vivo o muerto.
PELUSA
no me debe tu muerte más que un trago
hacia donde se templa la sed del infortunio
de tanto compadrear por el amigo
tanto desenvainar desde el instinto
hacia la irreverencia del otario
me queda la impostura del despecho
el eco bronco de tu Buenos Aires
rezongador de su falopa triste
grotesco en la pereza de su furia
me queda la infidencia desvelada
de eternos perdedores de mensajes
de poetas jeteando su quebranto
no me debe tu muerte amigo mío
más que una mueca encañonada al cráneo
que fue un llorar de tu decir tumbero
moridor sobrador en su mancada
me queda la baraja que te libró del hecho
el afán de vivir que me inventaste
y el tiempo yuto y el dolor hermano
no me debe tu muerte más que un rostro
hacia donde se inclina mi lastimado beso
hacia donde resiste acorralada
la irónica orfandad de tu descanso.
LA MUECA DEL OLVIDO
no eras feliz
no exactamente
tu no destino
rezumaba la perplejidad
de todo mortal
de todo ser incompleto
tu nombre sonaba a sales
a rumor a tantalio
y nadie te nombraba
con la arrogancia
con que yo lo hacía
amarrado a tu espuma
cegado por tu lumbre
los días eran brazos
de una misma maraña
en la tarde bruñidos
en la noche asfixiantes
eras un territorio una casa
donde se aproximaban
la sed y otras desgracias
donde el mar irrumpía
destrozándolo todo.
TODAS LAS LETRAS
que ando sin guía
que golpea todo
y que salgo a buscarla fugazmente
pálidamente
minuciosamente
y que encuentro una boca semejante
y unas piernas en torno
que yo hubiese jurado pero no
y que al fin de la noche al fin de cuentas
yo llego a casa y nada está en su sitio
me recibe una anciana que afirma ser mi nieta
un gato que se arquea cada vez que lo miro
y un perro que me ladra su verdad a la cara
acudo vanamente a mis poemas
esos otros muertitos que ya no llora nadie
pero todas las letras que fueron su esqueleto
se pasean risueñas por la hoja
parodiando el requiebre de torpes cascarudos
que me tiemblan las manos
que me joden las moscas
y que nadie conserva la silla que le ofrezco
todo me desconoce me teme me repudia
que lloro arena
que mastico brasas
que nada será igual
de ningún modo.
FIN DE AÑO
salud papá
salud
no estamos solos
la muerte es una astuta convidada de piedra
el llanto desmenuza fríamente
todo lo que se cruza en su camino
brindá papá
brindá
que no hay consuelo
todo el dolor del mundo se detuvo en tus ojos
y la muerte es apenas
el mar
en la garganta.
EL ORDEN DE LAS COSAS
todos los muros sótanos escombros
inexplicablemente me transmiten recuerdos
obedezco al lenguaje del cristal que trepida
respondo al juramento desleal del relámpago
la simple observación de una canilla
me provoca un intenso sentimiento de ahogo
el fuego vaticina mi futura memoria
los relojes me llevan de modo inexorable
a trepar a la copa de los árboles
para ofrecer mi aullido a la intemperie
para alzarle mi puño al universo
toda consternación me pertenece
toda felicidad me contradice
el silencio lastima mis oídos
contemplo horrorizado la belleza del día
y persigo a mi sombra para no despistarme
soy el ojo que rige mis bruscas mutaciones
el barco que establece sus propias tempestades
todas las realidades me parecen ficticias
todas las utopías me resultan posibles.
VERSOS PARA FRANCO
cerrá los ojos
Franco
pasa la caravana de la guerra
con caballos que arrastran
los cuerpos insepultos
el cielo es una araña boca arriba
gimen los calcinados por el fuego
y llueven niños muertos
sobre los desolados exteriores.
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